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Biología Molecular de Uso Forense: Del ADN de Contacto a la Huella Genética

Por: Brian Emmanuel Morilla

Técnico en Papiloscopía, técnico en Balística y estudiante de licenciatura en criminalística

 

Era 1935 cuando Edmund Locard publicó su libro Manual de Técnica Policíaca en el cual expuso que: «es imposible que un criminal actúe, especialmente en la tensión de la acción criminal, sin dejar rastros de su presencia».

El principio de intercambio de Locard sostiene que cuando exista contacto entre dos superficies habrá un intercambio de materia, concepto fundamental de la Papiloscopía, la Poroscopía y las ciencias forenses en general. Las crestas y surcos que componen el papilograma (diseño digital natural) actúan como vectores de transmisión que a través del sudor o grasa dejarán impresas las improntas o minucias que la diferencien de otra huella. Desde 1891 se han utilizado estos únicos e irrepetibles diseños papilares como método de identificación de personas pero en las últimas dos décadas los científicos forenses han reconocido una nueva utilidad de estos residuos biológicos: el ADN de Contacto (Touch DNA).

El sudor y/o grasa que componen los residuos de las huellas digitales contienen información adicional en las proteínas y células epiteliales que lo componen y son las que nos ayudaran a realizar el perfilamiento genético de la huella. Si bien la cantidad de material genético puede ser escasa en estas muestras, con los actuales avances de la biotecnología en extracción, purificación y amplificación de ADN se han generado importantes recursos para el tratamiento de muestras con escasa cantidad de material genético. (Dumache et al, 2015)


Básicamente el ADN es un almacenamiento masivo de información de manera secuenciada, información necesaria para «construir» un ser vivo. Como individuos de una misma especie compartimos gran parte de esta data pero hay ciertas regiones que son propias de cada sujeto y que son únicas e irrepetibles, como una huella digital, hablamos entonces de una Huella Genética (Genetic Figerprint). (Roewer, 2013)

El Genetista Britanico Alec Jeffreys introdujo por primera vez el termino Huella de ADN en el campo de las Ciencias Forenses en 1984, estudiando un fragmento de ADN en el cual halló características únicas correspondidas a un único individuo, a excepción de los gemelos que comparten, a priori, un mismo cigoto, comprobando que algunas regiones del ADN contienen repetidas secuencias que varían en cada sujeto. A esta particularidad la llamó “Huella Genética”. Jeffreys fue el primero en visualizar la importancia de este método en la identificación forense para esclarecer crímenes, determinar filiación, consanguinidad, abuso sexual, entre otros usos. Debido a este descubrimiento en 1986 se logró resolver el primer caso atribuido a la Genética Forense identificando al asesino de Lynda Mann and Dawn Ashworth luego de que la policía recolectara 5000 muestras de los hombres que vivieran en las periferias de la escena del crimen, entre ellos Colin Pitchfork, identificado como el autor del crimen gracias al perfilamiento de ADN.

Ahora bien, para obtener una huella genética es necesario contar con un rastro biológico humano que contenga células nucleadas, el ADN será extraído de su núcleo para ser sometido a reacciones de amplificación. El método es un proceso enzimático por el cual ciertas regiones del ADN son replicadas (multiplicadas) entre 28 y 34 veces, generando alrededor de un billón de copias que serán traducidas en valores alfa-numéricos dándonos como resultado un perfil genético. (Dumache, 2015)


Esta técnica permite cotejar el perfil genético de un rastro biológico con el del sospechoso en una investigación criminal como también es frecuentemente utilizada para establecer paternidad, identificar restos humanos y establecer compatibilidad en la donación de órganos. (Rana, 2018)

La imagen representa el resultado de cotejo entre el perfil genético de una muestra/vestigio hallado en la escena del crimen y los perfiles genéticos de tres sospechosos, de los cuales el Nº2 se corresponde con la muestra. dubitada. (www.genome.gov)







A modo de conclusión: La huella genética aporta la ventaja de que es mucho más precisa que otros métodos de identificación y es de gran aceptación por su confiabilidad como prueba. El ADN se haya en todas y cada una de las células del cuerpo humano, por lo que puede obtenerse de cualquier muestra biológica, además de ser única e invariable a lo largo de la vida. Con esto vale recalcar la importancia de la observación y recolección de indicios biológicos y del potencial de las herramientas con las que contamos hoy en día en los laboratorios, donde por más que sean escasas las evidencias con las que contemos son múltiples las maneras de obtener información para enriquecer la investigación.

Referencias:

  • Locard E., Manual de técnica policiaca, Editorial MAXTOR, España, 2010.

  • Dumache R, Ciocan V., Muresan C. y Enache A.(2015), Molecular Genetics and its Applications in Forensic Sciences, (2015) https://doi.org/10.5772/63530.

  • Roewer, L. DNA fingerprinting in forensics: past, present, future. Investig Genet 4, 22 (2013). doi: 10.1186/2041-2223-4-22.

  • Rana, AK. The Future of Forensic Biology. J Biomed 2018; 3:13-18. doi:10.7150/jbm.22760.

  • Instituto Bernabeu Biotech (2020) Recuperado de: https://www.ibbiotech.com

  • National Human Genome Research Institute, DNA Fingerprinting (2020) Recuperado de: https://www.genome.gov/genetics-glossary/DNA-Fingerprinting

  • Imágenes: ShutterStock con edición propia en PixArt

  • Gráficos realizados en app.biorender.com

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