top of page

Hematología Forense Identificadora

Por: Brian Emmanuel Morilla

Ocupación: Técnico en Papiloscopía, técnico en Balística, estudiante de licenciatura en Criminalística

 

Las manchas de sangre suelen ser es el indicio biológico hallado con mayor frecuencia en las escenas del crimen y su sola presencia nos da a entender que estamos frente a un hecho violento. La hematología forense reúne los conocimientos necesarios para el estudio intrínseco de las manchas hemáticas, su mecanismo de producción, su morfología, e identidad. Hay dos formas de abarcar esta disciplina y son: de reconstrucción (competente puramente a la criminalística) y de identificación, la cual desarrollaremos en este artículo.

La sangre es un tejido formado por líquidos y sólidos que circula por los vasos sanguíneos de nuestro organismo y representa cerca del 8% del peso corporal total de una persona adulta, y tiene un volumen de cinco a seis litros. La parte líquida se llama plasma y contiene agua, sales y proteínas (representa aproximadamente el 60% de la sangre) La parte sólida está constituida por glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas. (Castillo, 2013)

En el lugar del hecho podremos encontrarla en forma líquida o en forma de mancha y su aspecto varía según la antigüedad y la superficie en donde se encuentre (aunque generalmente cuanto más oscuro es el color de la mancha de sangre mayor es su antigüedad, no debemos apoyarnos solamente en este principio por lo que será fundamental el análisis en laboratorio). (Franco de Ambriz, 2002)


Tratamiento de la sangre como indicio biológico

Como hemos aclarado en artículos previos, las condiciones y protocolos para recolección de indicios biológicos dependerá de las disposiciones de cada estado/país, pero generalmente, si la sangre se encuentra en estado líquido se recoge con pipeta Pasteur o jeringa y debe introducirse en tubo tipo falcon o ensayo con anticoagulante, si presenta coágulos se frotara con hisopo de algodón estéril o absorbiendo con papel whatman 3mm. Lo mismo sucederá con las manchas secas, con hisopos estériles embebidos previamente con solución fisiológica (si la sangre esta seca). (Ayón, 2019)


En cuanto a superficies absorbentes como prendas íntimas, calzado, camisas, etc. se enviará al laboratorio la prenda completa (aunque la mancha sea pequeña); tratándose de prendas grandes u objetos como cortinas, sillones o tapizados se recortará la zona manchada dejando un margen de unos centimentros sin mancha. Tener en cuenta que en los tejidos claros, las manchas presentan un color rojo oscuro que con el tiempo tiende a ennegrecerse más. En los tejidos oscuros las manchas son difíciles de visualizar por lo que nos ayudará el tacto sobre la superficie. La muestra se debe dejar secar a temperatura ambiente evitando la exposición al sol y enviar en sobre de papel.

Las manchas hemáticas halladas sobre una superficie no absorbente forman costras con aspecto de escamas brillantes, con la antigüedad las costras se van haciendo más oscuras. Si el objeto manchado fuera pequeño (cuchillos, armas de fuego, relojes) se enviará directamente, pero si no fuera posible (pared, suelo, mesa) se procederá al raspado o hisopado de las costras, posteriormente se colocará en un sobre de papel. (Franco de Amriz, 2002)

Cuando sospechamos sobre la existencia de material hemático por estar poco visible, ya sea por el color del soporte o por la coloración alterada por el tiempo o lavado, debemos realizar pruebas que se denominan presuntivas.

Según Ayón (2019) las pruebas presuntivas o ensayos preliminares son pruebas rápidas basadas en la actividad catalítica de la peroxidasa que posee el grupo Hemo de la hemoglobina de la sangre. En esta reacción, el oxígeno liberado actúa sobre un reactivo orgánico reducido transformándolo en su forma oxidada que posee un color característico o emite luminiscencia.


Estas pruebas nos orientaran sobre la posibilidad de que estemos en presencia de sangre pero no es definitiva. Los ensayos preliminares más utilizados en el laboratorio son: Adler y Adler (bencidina en medio acido); Kastle Meyer (fenolftaleína en medio alcalino); Medeinger (leucobase de verde de malaquita); Luminol y Blue Start. De ellos los que ofrecen mayor confiabilidad son los reactivos que actúan en medio alcalino, ya que disminuyen la posibilidad de falsos positivos. Si el resultado de los ensayos preliminares es negativo, debe descartarse la existencia de sangre en la muestra analizada. Si el resultado fuera positivo, debemos continuar con los ensayos para confirmar su presencia.

Falsos positivos en pruebas presuntivas pueden darse por: Oxidantes químicos como lavandina, detergentes con oxígeno activo; sales de cobre y níquel; la presencia de otras sustancias de origen animal (pus, secreción nasal, etc.) o la presencia de peroxidasas vegetales. Éstas son las de mayor incidencia en la producción de falsos positivos.

Falsos negativos, es decir que aun siendo positiva la sangre no obtengamos prueba presuntiva positiva, pueden darse por la presencia de sustancias como bebidas cola o Yodo en todas sus presentaciones. (Ayón, 2019)

Determinación de Especie

Luego de las pruebas presuntivas tendremos que realizar las pruebas para determinar especie, si es humana o no. Por lo general la molécula clave es la hemoglobina presente en los glóbulos rojos, pero también hay un kit comercial desarrollado particularmente para determinar una proteína de membrana del glóbulo rojo llamada glicoforina. Sin embargo, cualquiera sea la molécula a revelar el fundamento del método es el mismo: inmunocromatografía en tira o placa.

El fundamento de la prueba, según Ayón (2019), es un ensayo inmunológico de sándwich doble de anticuerpo para detectar selectivamente sangre. En la zona de la línea del test de la membrana se han fijado unos anticuerpos monoclonales frente a hemoglobina humana o glicoforina humana. Durante el proceso, la muestra reacciona con partículas que presentan en su superficie anticuerpos anti-hemoglobina o anti-glicoforina, formando un conjugado. El conjugado se mueve hacia la parte contraria de la membrana por acción capilar. En el caso de obtener un resultado positivo, los anticuerpos específicos presentes en la membrana reaccionarán con la mezcla de conjugado y aparecerán unas líneas coloreadas. Una línea siempre debe verse en la zona de la línea de control ya que sirve como verificación de que el volumen de muestra añadido es suficiente, que el flujo ha sido el adecuado y también como control interno de escasa cantidad o exceso de sangre provocarían un ensayo con resultado falso negativo, razón por la cual el analista debe tener en cuenta cuál será su rango analítico.


Factores que podrían alterar la posibilidad de determinar especie: la antigüedad de la mancha, acción del sol, humedad, putrefacción, desarrollo de hongos, altas temperaturas, lavado y naturaleza de la superficie donde se encuentra la sangre. Todos estos factores deberán tenerse en cuenta al informar los resultados. (Franco de Amriz, 2002)

Determinación de Factor y Grupo Sanguíneo

Los grupos sanguíneos son caracteres heredados localizados en estructuras polimórficas de la membrana de las células sanguinas, como por ejemplo en los eritrocitos. A nivel inmunológico, son antígenos que pueden ser reconocidos por anticuerpos específicos. Por ejemplo, los antígenos A y B, junto con el antígeno D del sistema Rh (factor Rh), dan lugar a los sistemas de grupo sanguíneo más relevantes: ABO y Rh(D). Siguiendo con el ejemplo del eritrocito, este tipo de estructura puede expresar tanto al antígeno A, al B (en ese caso es AB) o ninguno de los dos (en este caso se representa como O). De la misma manera, el antígeno D puede o no estar expresado. De acuerdo con esto, la reacción antígeno - anticuerpo que se produce como consecuencia de enfrentar células que expresan el antígeno con sueros que presentan anticuerpos específicos contra esos antígenos, se considera un resultado positivo (es decir, indica la presencia del antígeno buscado). (A. C. Buelvas, 2014).

Si bien la determinación de grupo y factor es una práctica habitual en hematología, en el campo forense no es recomendable debido al volumen del líquido necesario para poder realizar la prueba, el cual suele ser escaso en una escena del crimen. Además, teniendo en cuenta las nuevas técnicas de biología molecular que hacen posible la identificación del ADN y estudios genéticos complejos, el análisis de grupo y factor no cuenta con la contundencia de una huella genética como prueba. (Ayón, 2019).

Referencias:

  • M. Franco de Ambriz. (2002), “Hematologia Forense y otras técnicas serológicas”, Editorial Porrua, Mexico

  • L. Castillo (2013), “Simplemente Sangre: Mitos y Verdades sobre el líquido rojo que recorre nuestro cuerpo”, Editorial Siglo XXI, Argentina

  • A. C. Buelvas, E. Muñiz-Diaz, G. Leon de Gonzalez y otros. (2014), “Inmunohematologia Basica y Aplicada”, Grupo Corporativo Iberoamericano de Medicina Transfusional, Colombia.

  • Ayón, M. R. (2019), “Biología Forense “, Fundación Miguel Lillo. Libro digital

  • Imágenes recuperadas de: https://crimescene.com y edición propia en PicsArt

1665 visualizaciones1 comentario

Entradas Recientes

Ver todo
LOGO%20SIN%20FONDO_edited.png

© 2020 Centro de Estudios y Divulgación Criminológica. Todos los derechos reservados.

Centro de Estudios 

y Divulgación Criminológica

bottom of page